Llevo ya unos años utilizando un smartwatch diariamente. Mi primer reloj inteligente fué el Pebble Original. Luego, pasé al Pebble Time (la compañía me ofreció uno de manera gratuíta) y, con la adquisición de Pebble por Fitbit, me decidí a probar a Wear OS. Error.
¿Por qué no me gustan los smartwatches? La duración de su batería es ridícula, incluso el Pebble que tiene una semana de batería me parece escasa. Ni os imagináis la cantidad de veces que me he levantado, he cogido el reloj y he visto que se me había olvidado cargarlo… Pues nada, un día sin reloj.
Si la duración del Pebble me parece corta, qué no lo es, imaginaos un reloj Wear OS con el que, con suerte, tienes dos días de batería. Es de risa. Además, no puedes disfrutar de todas sus funciones. Quiero decir que, si quiero utilizarlo en un viaje para tener indicaciones a pié, la batería no llegará al final del día, y me quedare, tarde o temprano, sin saber la hora. ¿De que sirve tener un smartwatch si no puedes utilizar sus funciones?
No me apetece tener que ir «ahorrando batería» en un reloj, para eso ya tengo mi teléfono móvil… Prefiero ir con el móvil en la mano, usando todas sus funciones y llegar al final del día, que hacer exactamente lo mismo en un reloj con una pantalla diminuta.
Decir que esto sólo aplica a los smartwatches. Eentiendo el caso de uso de una pulsera fitness, pero, para un reloj 24/7 no veo la utilidad.
Es por eso que he cambiado mi smartwatch por un Casio G-Shock que, me puede dar la hora exacta en cualquier momento y no tengo que preocuparme por cargar (ni cambiar, es solar) la batería.
El reloj que me he comprado es el modelo GW-B5600BC-1BER solar, atómico y bluetooth. Aquí tenéis la video review.